TEATRO, ECOLOGÍA DE LA MENTE Y SUSTENTABILIDAD SOCIAL
Por Jesús Guerra Sánchez
El Teatro, desde su concepción, es una herramienta de comunicación muy poderosa. A través de los tiempos, ha sido utilizada por diferentes pueblos, para guiar sus rumbos éticos y morales, ya sea en India (Natyasastra), Grecia (Misterios Eleusinos) o Mesoamérica (Toltecáyotl) el Teatro ha conducido al Animal Humano en su Imperativo categórico -y práctico- eficazmente. El Teatro en este sentido, es un recurso de desarrollo. Su importancia es tal, que hace frente a los procesos de aculturación e individuación que son las bases para destruir una sociedad completa. Pese a ser, el arte escénico, hecho por el Ser Humano, es substancial en el ámbito de la sustentabilidad y de la ecología de la mente. Desde siempre la población mexicana había asistido masivamente al Teatro en sus diferentes modos de producción. Ya sea al para-teatro ritual o al espectáculo comercial, que iban a ver a las familias teatrales como los Fábregas y los Soler o al Teatro de Carpa con sus exponentes popularísimos como Jesús Martínez “Palillo”, Manuel Medel entre muchos otros. El Teatro con su vocación trashumante, tenía una vinculación directa con la población y había público cautivo. Cuando llegó el imperio de la pantalla chica, desaparecieron los Teatros en la calle –causado además, por la agudización de la represión desplegada por gobiernos como los dirigidos por el “Regente de Hierro” Uruchurtu-. Al desaparecer el Teatro de la calle y comenzar los espacios teatrales (Arcos Caracol, El Caballito entre otros) que por una serie de dificultades y conveniencias se refugiaron en los espacios universitarios donde ganaron espacios de exploración poética, estética y ética, pero que al separarse del público dejaron de llegar masivamente a las colonias y pueblos del País –salvo esfuerzo aislados como el Teatro en Coapa y los emanados del Grupo Mascarones y la Organización Teatral Independiente de México-. El enclaustramiento del Teatro en las escuelas y la fantasía de la televisión, dio como resultado la paulatina desaparición del público teatral (El Maestro Ludwik Margules presagiaba la muerte del Teatro, pero al mismo tiempo vislumbraba su prevalencia al decir: “Sólo la osadía provinciana puede rescatar al Teatro”). Su gradual desaparición, la confirma la Encuesta del Consejo Nacional para la Cultura en las Artes de 2010, que dice que: “el 67 % de la población mexicana señaló que nunca ha visto una obra de teatro”. Tenemos pues que las causas principales del bajo número de público y la ausencia de espectadores en este país son: a) La aparición de las nuevas tecnologías, b) La necesidad de sobrevivencia de los hacedores teatrales que enajenaron y alienaron sus servicios a la industria televisiva, c) La represión gubernamental, d) El sobre énfasis al paternalismo universitario y gubernamental y d) La indiferencia tanto de la mayoría de la población, como de los hacedores para desarrollar teatros comunitarios y de grupo. Ante tal panorama inquiero lo siguiente: ¿Será que el Teatro dejó de comunicar y dar señales de vida al espectador?¿Cómo desarrollar mecanismos de autogestión o gestión cultural para generar recursos que permitan sobrevivir a los hacedores del Teatro ante la ausencia de espectadores en las butacas? Y la cuarta pregunta que sería el planteamiento de la hipótesis: ¿Cómo generar y consolidar nuevos públicos? Y revertir el diagnóstico que afirma que: el 67% de la población no consume Teatro (Encuesta 2010 del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes). Saber por qué los artistas de este arte están abandonando el Teatro y se enrolan en las producciones de la telebasura (Anuncios publicitarios, Telenovelas, programas de Concursos, etc.).
Presento la sintomatología del Estado de Morelos como ejemplo de como la ausencia de Teatro -como recurso de desarrollo humano y sustentabilidad social- degrada la salud mental de la población: El Estado de Morelos fluctúa entre el primer y los primeros lugares nacionales en consumo de alcohol, feminicidios, no tiene una Ley de Cultura que garantice el Derecho a la Educación artística y por lo cual el 94.5% de la Población no consume Arte. Ocupa el primer lugar en muertes violentas. Extorsión. Deserción escolar. Y además al firmar el TLC, México puso en riesgo la Soberanía alimentaria. En todo esto veo un vacío en la capacidad de reflexión y la deformidad en el imaginario colectivo, que no le permite a la gente, tener relaciones afectivas de una manera asertiva. Por tal motivo, estoy seguro de que el Teatro puede ser una poderosa herramienta de comunicación para que las personas puedan tener instrumentos que le permitan auto-observarse y auto-realizarse como comunidad. El Teatro como recurso debe producirse para preservación asertiva del género humano.